Siempre nos sorprende la variedad de perspectivas que podemos obtener cuando hacemos la foto adecuada. No hace falta ir al oculista y pedir una cita para darse cuenta que nuestra mente nos está engañando.
Cuando nuestro ojos contemplan estás imágenes son “solo” segundos los que necesitamos para darnos cuenta que no es real lo que vemos. Es donde sacamos esa pequeña sonrisa (o carcajada) y nos damos cuenta que nos habíamos equivocado.
No necesitarás ir a un oculista si te fijas un poquito más y las miras con detenimiento. Nuestra cabeza, nuestros pensamientos son de lo más irracional que hay, y son capaces de hacerte equivocar antes estos efectos. Pero sobre todo tómatelos con un buen sentido del humor, ya que algunos son un poco “fuertes” si tu mente es un poco “picante”.
Estas fotos, tomadas de casualidad, son impactantes cuando después de haberte avisado con el título de este artículo, aún así, nuestra mente nos juega una mala pasada.
Por tanto, no te preocupes, no vayas al óptico u oculista, no te pasa nada, es solo una ilusión óptica.
Esto es amor
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